domingo, 13 de mayo de 2012

poema para un Salvador.


A cada minuto y a cada segundo,
que reines.
Que la dulzura de tu amor
me empalague por completo.
Que lo tengas todo, cada centímetro
de mi ser y de mi voluntad.

No me dejes quedarme incompleta,
no me dejes perdida en el camino,
no me dejes sola conmigo misma.

Que tu abrazo sea el más fuerte,
tu mano la más segura.
Que seas mi amanecer y mi tarde,
mi seriedad y mi risa.

Llenalo todo.
Acomodá este corazón fraccionado,
enseñale a amar como vos amás.
Enseñale a ser más a tu manera,
enseñale a ver, iluminado por tu luz.

A cada minuto y a cada segundo,
que reines.