martes, 4 de junio de 2013

Para ellas.

Escuché muchas veces que la Biblia es un libro arcaico, desactualizado; que no sirve para los problemas del siglo 21. Podría contarte varias experiencias personales en las que pude comprobar que es el libro más actualizado y moderno se pueda encontrar, pero para esta vez, tengo una protagonista que lo puede expresar mucho mejor que yo.
El libro de Proverbios, que el rey Salomón escribió muchos años atrás, cierra con un retrato muy particular: nada más ni nada menos que  la descripción de una mujer empresaria. Sí. Contrariamente a la visión popular, de una Biblia machista y un Dios para quien la mujer solo se ocupa de cocinar y criar a sus hijos, la protagonista de este retrato es una mujer que sabe balancear cada área de su vida: la familia, su matrimonio, los negocios, la vida social. Es una mujer reconocida en todo el ambiente donde se mueve. Si la ves pasar, seguro va caminando rápido, celular en la mano, vestida con la última colección de Zara (v.22). Pero ojo, no te confundas: no tiene ningún problema en embarrarse para ir a ayudar a esa familia que vive en la villa, o de pararse a conversar con la mujer que está pidiendo monedas en la esquina (v.20). Los que la conocen saben que antes que los negocios viene su Dios y su familia, y que sus valores morales no son negociables.
Su día debería tener 25 horas para hacer todo lo que se propone; pero igual ella sabe organizarse. Se levanta temprano, deja la casa en orden y sale corriendo para el trabajo (v. 15). Es una mujer emprendedora, de esas que siempre están buscando nuevas oportunidades y que saben cuándo es momento de invertir (v. 16). No le molesta cubrir baches o hacer un trabajo de un rango menor; ella sabe quién es y sabe lo que quiere (v. 17).
No se olvida de las fechas importantes, se acuerda de pagar las cuentas, o de cuándo es hora de llevar a los chicos a comprarles ropa nueva porque lo del año anterior ya no les entra (v. 21).
Pero no te equivoques: sabe que no es omnipotente. Su marido es su ayuda y su compañero, y verlo progresar a él es parte del progreso de ella (v. 23). Son un equipo, porque de otra forma ninguno de los dos podría avanzar.
Y todavía hay más: la mujer de este relato es también la consejera de los que la rodean. Todos saben que pueden ir a pedirle ayuda, o sencillamente, una oreja. Sabe dirigir a sus empleados sin ser tirana (v. 26) y cuando llega la noche y la hora de descansar, puede cerrar los ojos tranquila, sin remordimentos y confiada en que, aún en los momentos de crisis, ella está sembrando bien.
Porque, como a todos, va a llegarle la hora de cosechar. La hora de ver los resultados de todo ese trabajo. La hora de ver a su familia avanzar, a sus hijos crecer. Y cuando llega la hora de la verdad, tenemos un resultado que revela quién es ella para los que la ven bien de cerca: Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: «Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas.» Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras! (Proverbios 31:28-31).

Dedicado a todas esas mujeres increíbles que puedo y pude conocer.



Para leer el texto completo: http://www.biblegateway.com/passage/?search=proverbios%2031:10-31&version=NVI