jueves, 17 de noviembre de 2011

solo sé escribir.


Algunos dicen que también saco fotos. Yo creo que, en realidad, escribo con imágenes.

Si estoy triste escribo si estoy feliz escribo si no sé cómo me llamo escribo si no entiendo dónde estoy parada escribo si no logro entenderme escribo si tengo miedo escribo si estoy enojada escribo si estoy asombrada escribo.

Las ideas se juntan en las letras. Se ordenan. Se amigan.

A veces creo que no sé hablar. Menos mal que puedo escribir.

Escribo en mi mente. Escribo en papel. Escribo en la nada. Escribo en los márgenes y en los centros. Escribo en recortes de hojas que supieron ser un todo, como yo.

Escribo y me pregunto cómo seré yo, escrita.

Escribo sabiendo que no existe cosa tal como el talento. Solo son letras, palabras. Solo son formas pausas silencios huecos. Son solo cosas que no sé decír, cosas que se atragantan en el alma y salen a través de los dedos, recolectan letras, arman palabras, convencen a algunos puntos y comas, atrapan mayúsculas (no siempre, porque son esquivas) y terminan formando mi alma en unas líneas que se entreconectan, como un espejo que se ubica delante de mí, impasible.

Escribo sin parar, a veces. Escribo escribo escribo escribo escribo escribo escribo.

Sin perder los estribos.

Porque, al final, ya lo he dicho: yo solo sé escribir.

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