jueves, 7 de abril de 2011

mamá impermeable

Llovía bastante, el otro día.
Un techo en la esquina donde paraba el colectivo ofrecía un reparo para los que tuvimos que vencer la fiaca mañanera (que ya era de mediodía a esa altura) y enfrentar el mundo (aunque en realidad, en ese momento creo que la única que había vencido la fiaca y se refugiaba bajo el techo era yo...).

Pero entonces la ví. Llovía -doy fé de que llovía- pero ella no se mojaba.
Estaba parada en la esquina, con una campera roja, y miraba hacia una de las bocacalles (qué buena palabra, bocacalle). Me pregunté qué haría una persona bajo la lluvia, siendo que había un techo... y por sobre todo, me pregunté por qué sería que no se mojaba. Como si el agua no la afectara, como si fuera impermeable.

Pasaron algunos minutos, y ella miraba, y yo la miraba, y la lluvia caía incesante.

El colectivo tardaba en aparecer en el horizonte ficticio de calles y construcciones... cuando finalmente entendí de dónde provenían sus superpoderes.
Caminando a paso tranquilo y con su mochila a cuestas, apareció un nene regordete que cruzó la avenida para encontrarse con ella.
La saludó rápido, y los dos se fueron caminando juntos.

Claro, ahora sí todo tenía sentido: ella era una mamá impermeable.

1 comentario:

  1. Hermoso, me encantó la forma de expresar la situación y la sensación que deja al final! :) queremos más!!!

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